sábado , junio 3 2023

Lemas del PRED 2023

Lema de Enero y Febrero

Lema: Anunciemos con alegría la experiencia del Cristo Vivo que camina con nosotros.

Objetivo:Promover la misión en la parroquia y compartir la experiencia vivida durante el año.

Tema: Una Iglesia en salida es una Iglesia misionera.

Texto bíblico: Evangelio de San Lucas 24,50-53

Justificación:

Enero y febrero es un tiempo para descansar como lo hizo Jesús «vamos a descansar un poco» (Mc. 6, 31), pero ahí mismo se encontró con la multitud y después del descanso vino la misión. La experiencia de los discípulos de Emaús después de haber reconocido a Jesús en la fracción del pan, ellos vuelven motivados a anunciar a sus hermanos de que era verdad de que estaba vivo. Toda experiencia con el Cristo Resucitado desemboca en una misión, de lo contrario es una experiencia incompleta.

Las misiones son un espacio para caminar con la comunidad, tal vez muchos tienen recuerdo de antaño de cómo eran las misiones. El espíritu misionero debe adaptarse a las circunstancias de estos tiempos y estar atentos a lo que el Espíritu Santo nos conduzca y nos diga lo que tenemos que hacer.

El texto que nos ilumina este mes, es el Evangelio de San Lucas, es la despedida de Jesús que se va al cielo, después de haber caminado junto a sus discípulos. Ellos se mantienen alegres, vuelven a su comunidad y desde ahí viven la presencia de Dios, conscientes de la misión que el maestro les ha encomendado.

Nosotros durante este año hemos hecho el mismo itinerario de los discípulos de Emaús y preguntémonos, ¿qué queda de toda esa experiencia? Debe quedar alegría y ánimo para continuar con la misión que el Señor nos encomienda. La pastoral que realizamos debe tener continuidad, tener procesos y debe ser todo un itinerario de vida de todos los cristianos. No podemos cortar en diciembre y retomar en marzo, el itinerario de nuestro Sínodo Diocesano exige continuidad, para poder seguir caminando como comunidad diocesana de Tacna y Moquegua.

Podemos organizar las misiones parroquiales, quizás no hemos logrado llegar a la meta trazada para este 2022. Puede que todavía haya lugares en nuestra jurisdicción parroquia donde no ha habido presencia de nosotros como por ejemplo las zonas parroquiales.

Podemos apoyar a las parroquias hermanas a seguir preparándose en nuestro Sínodo Diocesano. El hecho de ser llamados una Iglesia en salida implica un cambio en nuestro actuar y ver la pastoral con los ojos de Dios y cómo quiere que caminemos.

Gesto y acción significativa:

  • A nivel familiar: Orar en familia por la misión organizada por la parroquia.
  • A nivel de zonas parroquiales: Los grupos, movimientos parroquiales, etc. estarán encargados de coordinar y realizar una misión en las zonas de la parroquia.

Lema de Marzo

Lema: Para caminar con Jesús: Ve y reconcíliate con tu hermano. (Mateo 5,23) 

Objetivo:Tomar conciencia que estoy separado, enojado con mi hermano

Tema: El encuentro con el hermano

Texto bíblico: Evangelio de Marcos 2, 15-16 “La actitud de Jesús hacia los pecadores”

“Mientras Jesús estaba comiendo en su casa, muchos publícanos y pecadores se sentaron a comer con él y sus discípulos; porque eran muchos los que lo seguían. Los escribas del grupo de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a los discípulos: “¿por qué come con publicanos y pecadores?” Jesús, que había oído, les dijo: No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. Palabra de Dios.

Justificación: 

En medio del tiempo litúrgico de la Cuaresma volvemos a tener el perdón de Dios en nuestro horizonte. Nos viene bien, en el camino que pretendemos continuar. Este es un tema pendiente para el creyente y todavía más, en estos días tan convulsos que vivimos como Pueblo de Dios. Los Obispos del Perú han realizado diversos llamados a la serenidad, a la tranquilidad y a la paz en búsqueda de una convivencia más fraterna ¿De cuántas tensiones hemos sido parte? ¿Hemos buscado el diálogo? ¿Hemos sumado para buscar el fin del enfrentamiento? Tal vez la respuesta común es un no, pero por sobre toda esta dura realidad, tenemos que decir: Somos todos hermanos de un mismo Padre.

Ya Jesús, nuestro Señor sorprendió y escandalizó a todos en Galilea y todo por la amistad con los pecadores. La experiencia del pueblo era totalmente distinta, ningún profeta se había acercado a ellos con una actitud de respeto, amistad y simpatía. Jesús tuvo una actitud totalmente difícil de entender, se diferenció inclusive de su inmediato predecesor, pues no hablaba de la ira de Dios, como Juan el Bautista. Jesús tuvo siempre un acercamiento buscando el encuentro de manera amistosa y acogedora, en nombre de un Dios que los mira con ternura, los comprende y los ama.

Pero Jesús no sólo tenía una actitud, sino que se sentaba a la mesa con toda clase de gente alejada de la ley de Dios: pecadores, recaudadores, prostitutas, o sencillamente indeseables. El gesto de Jesús es provocativo, porque se encuentra con los pecadores sin necesidad de exigirles una conversión o una purificación según los ritos judíos. “¿Es que come con pecadores?” No tiene vergüenza y no marca distancias. Luego tendremos acusaciones más hostiles: “Ahí tienen un comilón y un borracho, amigo de pecadores”.

La realidad es que sentarse a la mesa no es un asunto de menor cuantía, el encuentro implica cercanía, confianza y amistad. No se come con cualquiera y todavía más si nos fijamos en la sociedad judía, donde se cuidaba tanto la propia santidad y se marcaban holgadas diferencias. Cada uno comía con los suyos:los paganos con los paganos, los ricos con los ricos, los pobres con los pobres y los piadosos fariseos con los suyos. Jesús, hombre de Dios, podía compartir la mesa con gente poco respetable, incluso pecadores que vivían al margen de la Alianza. Es la mesa para todos lo que permite romper el círculo diabólico que impide el encuentro verdadero, abriendo espacio a un encuentro conjunto y amistoso con Dios.

“No necesitan de médico los sanos, sino los enfermos”. Cuando Jesús les ofrece confianza y amistad posibilitando el encuentro y además tiene para con ellos un fin terapéutico. El encuentro que Jesús ofrece, libera a quienes se encuentran con Él, de la vergüenza y de la humillación, porque los acoge como amigos. Por vez primera se sienten acogidos por un hombre de Dios.

Detrás de la amistad que posibilita el encuentro llega el perdón, envuelto en esa confianza y amistad. Sentados a la mesa pueden cantar himnos con Jesús y beber buen vino. Esa acogida va marcando, los va curando por dentro, Jesús los va acercando al Padre, les contagia su paz y su confianza en Dios.

El pueblo judío creía en el perdón a los pecadores, incluso a los homicidas o a los apóstatas. Dios sabe perdonar a quienes se arrepienten. Eso sí, es necesario un camino: manifestar el arrepentimiento ofreciendo los sacrificios apropiados en Jerusalén, abandonar la vida alejada de la Alianza y las ofensas y daños al prójimo, con la debida reparación o restitución.

Lo sorprendente es que Jesús los acoge sin exigirles nada. Los acoge tal como son: pecadores. Les ofrece su perdón sin estar seguro de que responderán cambiando su conducta. Lo hace confiando totalmente en la misericordia de Dios, que ya los está buscando.

Estamos llamados a dar pasos buscando encontrarnos con el otro y no solamente ello, sino conocer legítimas aspiraciones y necesidades, desde la confianza y amistad. Nos hará bien sentarnos a la mesa. Nos hace falta reconocernos de la misma dignidad y que procedemos del mismo Padre que está en los cielos.

El Papa Francisco hizo un llamado muy claro a buscar la reconciliación como fuente de verdadera alegría: “Restituyamos el primado a la gracia y pidamos el don de comprender que la Reconciliación no es principalmente un paso que nosotros damos hacia Dios, sino su abrazo que nos envuelve, nos asombra y nos conmueve. Es el Señor que, como con María en Nazaret, entra en nuestra casa y nos trae un asombro y una alegría que antes eran desconocidos: la alegría del perdón. Pongamos en primer plano la perspectiva de Dios: volveremos a descubrir la importancia de la Confesión. Lo necesitamos, porque cada renacimiento interior, cada punto de inflexión espiritual comienza aquí, en el perdón de Dios. No descuidemos la Reconciliación, sino redescubrámosla como el Sacramento de la alegría. Sí, el Sacramento de la alegría, donde el mal que nos hace avergonzarnos se convierte en ocasión para experimentar el cálido abrazo del Padre, la dulce fuerza de Jesús que nos cura y la “ternura materna” del Espíritu Santo. Esta es la esencia de la Confesión”.

Gesto y acción significativa:

  • A nivel personal: Realizar el compromiso de no responder a los comentarios negativos, especialmente en las redes sociales.
  • A nivel familiar: Buscar la reconciliación con el familiar enemistado.
  • A nivel de zonas parroquiales: Rezar y participar del Vía Crucis, celebraciones penitenciales por sector y/o parroquial.

Lema de Abril

Lema: Para caminar con Jesús: Alégrate con tu hermano”. (Génesis 45, 14-16)

Objetivo: Vivir la Pascua en clave de encuentro.

Tema: La alegría de la Pascua

Texto bíblico: Lectura de 1 Corintios 2, 1-9

“Por mi parte, hermanos, cuando los visite para anunciarles el misterio de Dios, no llegué con el prestigio de la elocuencia o la sabiduría. Al contrario, no quise saber nada, fuera de Jesucristo, y Jesucristo crucificado. Por eso, me presenté ante ustedes débil, temeroso y vacilante. Mi palabra y mi predicación no tenían nada de la argumentación persuasiva de la sabiduría humana, Sino que eran demostración del poder del espíritu, para que ustedes no va a ser en su fe en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Es verdad que anunciamos una sabiduría entre aquellos que son personas espiritualmente maduras, pero no la sabiduría de este mundo ni la que ostentan los dominadores de este mundo, condenados a la destrucción. Lo que anunciamos es una sabiduría de Dios, misteriosa y secreta, que él preparó para nuestra gloria antes que existiera el mundo, aquella que ninguno de los dominadores de este mundo alcanzó a conocer, porque si la hubieran conocido no habrían crucificado al Señor de la gloria. Nosotros anunciamos, como dice la escritura. Lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los que lo aman”. Palabra de Dios.

Justificación:

Esperamos la Resurrección y la plenitud de nuestra vida; aunque no sabemos cómo será esa realidad. Lo que sí sabemos es que será un acontecimiento que nos dará verdadera alegría. El cielo supera todas las experiencias terrenas, porque es algo que está preparado por Dios para el cumplimiento pleno de nuestras aspiraciones.

El sendero terreno de los hombres y mujeres es una realidad que necesita de la alegría de la pascua, de la alegría de la Resurrección. Este Tiempo Pascual sea una oportunidad para ir pregustando ya el cumplimiento en Dios, de lo que todavía hoy no es sino posibilidad, aspiración, deseo, expectación y esperanza.

Cristo es nuestro cielo, pues Él es el único lugar de encuentro entre el hombre y Dios. “En Él habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente”. Reconocemos que sólo en Él podemos entrar en comunión con Dios. Sólo viendo a Jesús podemos ver al Padre. La resurrección de Cristo nos ha permitido contemplar la apertura y la constitución del cielo. Esta alegría es la que estamos llamados a dejar que invada nuestros corazones y vaya transformando nuestro servicio ante el hermano. Tomemos en cuenta que el otro es el que nos necesita, nos requiere transformados por la esperanza de la vida plena.

Estamos llamados a recuperar la fe de los primeros creyentes: San Pablo entiende el cielo como “estaremos siempre con el Señor”; “preferimos salir de este cuerpo para vivir con el Señor”; “deseo partir y estar con Cristo” y la afirmación del Evangelio de Juan, en el mismo sentido “Padre, quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que me has dado”; “cuando haya ido y les haya preparado un lugar , volveré y los tomaré conmigo para que donde esté yo, estén también ustedes”.

Creer de este modo tiene consecuencias inmediatas para nuestra vida de fe. Estamos llamados a vivir animados por el Espíritu Santo. Quien vive en Cristo, tiene ya en su ser el germen de la vida eterna.

Cristo, el resucitado, es el que está presente en nosotros, somos portadores de la vida eterna. En nosotros late esa vida eterna que un día nos transformará. Un día todo quedará transfigurado y consumado en Cristo resucitado. Y será ese Jesús, amado y seguido día a día por nosotros entre vacilaciones y penas, quien nos arrastre glorioso hacia el abrazo eterno con el Padre.

El Papa Francisco nos ha dado diversos llamados a vivir la alegría, aquí colocamos el primer item de lo que podemos llamar el “Decálogo de la alegría”. “El camino de la felicidad comienza contra corriente: es necesario pasar del egoísmo al pensar en los demás. Estar tristes, decían los padres del desierto, es casi siempre pensar en sí mismos.

De esta manera, observa Francisco, “cuando la vida interior se encierra en los propios intereses” y no “hay espacio para los demás” no se goza más de “la dulce alegría” del amor. En efecto, “no se puede ser felices solos”. El Papa invita a redescubrir la generosidad, porque “porque Dios ama al dador alegre” (2Cor 9,7). Es necesario vencer la tentación de encerrarse a sí mismo, de aislarse, creyéndose autosuficientes, porque todos tenemos necesidad de fraternidad. La vida adquiere sentido “en buscar el bienestar del prójimo” deseando la felicidad de los demás: “Si logro ayudar a una sola persona a vivir

Gesto y acción significativa:

  • A nivel personal: Realizar una carta de felicitación a un vecino que haya alcanzado un logro con el fin de reconocerlo y compartir la alegría.
  • A nivel familiar: Realizar una acción de gracias por la Pascua 2023 con participación de cada uno de los miembros de la familia. Promover un compartir pascual con el encendido del pascualito.
  • A nivel de zonas parroquiales: Preparar y llevar la alegría pascual con un pascualito a los vecinos de la zona parroquial, especialmente a los que ya no la frecuentan.
  • PRED: Gesto de escucha sobre JÓVENES-VOCACIÓN

Lema de Mayo

Lema: Para caminar con Jesús: Acoge a tu hermano”. (Romanos 15,7)

Objetivo: Aceptación de la cruz en la vida como cristianos.

Tema: Acoger al otro a pesar de las diferencias.

Texto bíblico: Lectura de los Hechos de los Apóstoles 2, 29-34

“Hermanos, permítanme decirles con toda franqueza que el patriarca David murió y fue sepultado, y su tumba se conserva entre nosotros hasta el día de hoy. Pero como él era profeta, sabía que Dios le había jurado que un descendiente suyo se sentaría en su trono. Por eso previó y anunció la resurrección del mesías, cuando dijo que no fue entregado al Abismo ni su cuerpo sufrió la corrupción. A este Jesús, Dios lo resucitó, y todos nosotros somos testigos. Exaltado por la derecha de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido y ha derramado lo que ustedes ven y oyen”. Palabra de Dios.

Justificación:

En mayo, nuestra mirada indiscutiblemente se dirige a la Santísima Cruz y a la maternidad de María, con estas celebraciones hemos cosechado experiencias pastorales y abundantes frutos. Aprovechemos los diversos momentos de celebración para comprometer a quienes buscan una verdadera y sincera acogida en las comunidades parroquiales. Que cada celebración, se fortalezca desde la experiencia pascual del Resucitado.

El caminar juntos se hace más sencillo cuando podemos dar pasos en la misma dirección, con la misma fuerza y con la misma dinámica. Somos conscientes, además que en ese “camino” siempre la cruz estará presente; hay que cargar con ella. No podemos detenernos por las adversidades, pues somos hombres y mujeres que hemos recibido la fuerza de lo alto.

Los primeros cristianos expresaban su experiencia pascual desde los relatos de los Hechos de los Apóstoles y que también están mencionados en el Evangelio de Juan, cuando el Resucitado se aparece y sopla sobre sus discípulos y les dice: “Reciban el Espíritu Santo”.

La experiencia pascual que vivimos en estos días no puede ser solamente una profesión de fe en el Resucitado, sino en tomar consciencia de ser alcanzados por Cristo con un “Espíritu vivificador”.

Si entramos en comunión con el crucificado, conseguiremos estar en la dinámica del que vive y es dador de vida. La experiencia con el crucificado nos permite reorientar nuestra vida de manera radical; de la cruz procede la comunidad pascual de creyentes. En los Evangelios encontramos con claridad cómo empezó todo, unos hombres y mujeres se ponen en contacto con Jesús, primero en Galilea y después con la resurrección, descubren en Él la cercanía salvadora de Dios.

Los hombres y mujeres se dejan fascinar por la novedad del mensaje del Reino de Dios que llega, transforma sus vidas y los llena de entusiasmo. Los ha cambiado a amigos de la vida y defensores del “otro”, como verdaderos hermanos. Es en este contexto podemos aceptar nuestras diferencias y seguir la marcha, somos vivificados por el mismo Espíritu Santo que viene de lo alto, porque hemos recibido el soplo del Resucitado, el mismo espíritu vivificador.

El Papa Francisco nos ha propuesto diversos llamados para vivir la acogida: “Es la disposición interior necesaria para la evangelización: se trata de sembrar la buena noticia en el terreno de la existencia del otro, aprendiendo a reconocer y acoger las semillas que Dios ya ha puesto en su corazón antes de nuestra llegada”.

Gesto y acción significativa:

  • A nivel personal: Compartir el testimonio sobre “las cruces” que llevan algunas personas.
  • A nivel familiar: Preparar una visita a las madres gestantes, viudas, solteras y ancianas. Elaborar una cruz que pueda ser llenada con las dificultades.
  • A nivel de zonas parroquiales: Hacer el recorrido de la Virgen Peregrina con el rezo del Santo Rosario, visitar a las mujeres gestantes, viudas, solteras, ancianas y llevarles un detalle con un mensaje motivador.
  • PRED: Gesto de escucha sobre JÓVENES-VOCACIÓN

Lema de Junio

Lema: Para caminar con Jesús: Sé manso y humilde de corazón”. (Mateo 11,29)

Objetivo: Imitar las actitudes y sentimientos de Jesús

Tema: La humanidad de Jesús

Texto bíblico: Lectura de los Hechos de los Apóstoles 2, 29-34

“Tengan entre ustedes los mismos sentimientos de Cristo Jesús. Él, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente. Al contrario, se anonadó a sí mismo, tomando la condición de esclavo y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz. Por eso, Dios lo exaltó y le dio el “nombre” que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: Jesucristo es Señor”. Palabra de Dios.

Justificación:

El camino que emprendemos en nuestras comunidades parroquiales es aprender del maestro y responder a sus enseñanzas. Comprendemos también, que la falta de crecimiento en nuestras comunidades es porque andamos encerrados en nosotros mismos y no escuchamos a nuestro maestro común. A todos nos hace falta humildad: a los que dirigen, presiden y también a los que forman parte en general del pueblo de Dios y por tanto, parte de la Iglesia. Al reconocer nuestra limitación se generaría una búsqueda común, acercando nuestros lazos y quedando así unidos por el mismo deseo de aprender del maestro.

Jesús, nuestro Señor, tiene la virtud de la humildad como propia desde su condición humana y además, esta virtud se hace más evidente en Él por la condición divina. La bondad, la santidad y la misericordia son la naturaleza de Dios. Él no puede engrandecerse a sí mismo, por encima de lo que es en su infinita grandeza, pero puede humillarse, como de hecho se abajó y se encarnó.

Para realizar nuestro camino como creyentes necesitamos revestirnos con la virtud de la humildad, como nuestro Señor Jesucristo. Si usamos medidas; ninguno de nosotros podrá compararse al abajamiento de quien “en el principio era el Verbo”16. Aceptarlo es el mejor camino para poder situarnos y encontrar nuestro lugar en la comunidad.

Jesús se revistió de verdadera humildad y como dice San Agustín: “No quiso enseñar nada que Él mismo no fuera”; “ni mandar nada que Él mismo no practicase”. La humildad no es una cuestión teórica, por lo tanto es necesario pedir ser revestidos de la humildad; es decir, tener los mismos sentimientos de Cristo. “Señor, enséñanos tus caminos”.

Lamentablemente constatamos con gran tristeza que lo que busca el hombre de hoy es el camino de la soberbia; no reconoce el lugar del hombre frente a Dios, este es un paso inicial para ir transformando nuestro camino. Estamos llamados a no dejarnos confundir como nuestros primeros padres con promesas engañosas, “serán como dioses”17. El salmista nos enseña: “Y ustedes, señores, ¿hasta cuándo ultrajarán al que es mi honor, amarán lo que es falso y buscarán lo engañoso?”18. Siendo mansos y humildes como nuestro Señor, mejorará nuestro manera de vivir, mejorará nuestra convivencia humana y de hecho nos iremos revistiendo de las mismas actitudes y sentimientos de Jesús.

El Papa Francisco hizo un llamado muy especial para practicar la humildad en las siguientes palabras: “Entonces, hoy podemos preguntarnos, cada uno de nosotros en nuestro corazón: ¿Cómo está mi humildad? ¿Busco ser reconocido por los demás, reafirmarme y ser alabado, o más bien pienso en servir? ¿Sé escuchar como María, o sólo quiero hablar y recibir atención? ¿Sé guardar silencio como María o siempre estoy parloteando? ¿Sé cómo dar un paso atrás, apaciguar las peleas y las discusiones, o sólo trato siempre de sobresalir? ¿Cómo está mi humildad?”.

Gesto y acción significativa:

  • A nivel personal: Pedir perdón, saber perdonar e invitar a llevar un Sagrado Corazón de Jesús.
  • A nivel familiar: Realizar la entronización del Sagrado Corazón de Jesús.
  • A nivel de zonas parroquiales: Realizar la procesión y/o recorrido del Corpus Christi antes o después de la celebración Eucarística.
  • PRED: GESTO DE ESCUCHA SOBRE LA FAMILIA

Lema de Julio

Lema: Para caminar con Jesús: Construye un Perú unido”. (1Corintios 12,12)

Objetivo: Fortalecer la unidad de nuestra Patria

Tema: La diversidad de culturas nos enriquece

Texto bíblico:Lectura de los Hechos de los Apóstoles 1, 6-8

“Los que estaban reunidos le preguntaron: Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel? Él les respondió: No les corresponde a ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha establecido con su propia autoridad. Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes y mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, Samaria y hasta los confines de la tierra”.» Palabra de Dios.

Justificación: 

Afrontamos el desafío de conservar la unidad en la diversidad de nuestras nación y es necesario considerarlo como parte de nuestro servicio como Pueblo de Dios. Hemos heredado comportamientos e inacción de los gobernantes de turno, quienes son los responsables de dar solución a las aspiraciones de los ciudadanos que buscan el desarrollo de sus pueblos. Los Obispos del Perú nos han dado diversos llamados que tratan de dar respuesta a la situación que vivimos: “En el Perú, todos somos necesarios para construir la patria. ¡Basta de promover polarizaciones! ¡Dejemos de lastimarnos unos a otros! ¡No más enfrentamientos! Esta situación exige diálogo, escucha y decisión. Es el momento que se comprometan responsablemente las autoridades y todos los actores políticos, para que podamos encontrar una vía consensuada para salir de esta grave crisis. Es el momento de levantar la mirada y encaminarnos al encuentro y la reconciliación con justicia. El país no debe continuar en la zozobra, el miedo y la incertidumbre. Asumamos el compromiso de reconstruir el Perú e invocamos también a la sociedad civil a que asuma su responsabilidad”.

En julio, comuniquemos un mensaje desde la presencia de la Iglesia, en medio de un mundo que cambia. Conocemos que la primera comunidad cristiana se identificaba con la noción de “lugar de salvación”. Es este un gran don, la Iglesia puede acoger el Evangelio de Cristo y ofrecerlo al mundo como fuente de sentido moral y fundamento de verdadera unidad y esperanza.

La Iglesia no puede renunciar a ser “signo de salvación” en medio de lo que vivimos, en el camino que realizamos como parte del pueblo peruano. Un “signo” que indica el camino, estimula, inquieta e interpela en la misma medida que acoge el mensaje de manera responsable y fiel a Jesucristo.

La fuerza fundamental para poder ser testigos de salvación es que todos vayamos detrás del único maestro, nuestro Señor Jesucristo. La Iglesia para seguir teniendo la capacidad de comunicar el Evangelio, necesita del testimonio de unidad de sus miembros. ¿Cómo realizar llamados a vivir la unidad y peticiones por la misma, si no estamos en la misma barca?

En medio de un mundo que cambia y que está acostumbrado a seguir diversos mensajes, voces, pensamientos e ideas; es necesario seguir a quien nos enseña la verdad y ser testigos de unidad. El testigo de Jesucristo no juzga a nadie, no ve a los demás como adversarios que hay que combatir y convencer, todos caben en su corazón.

El Papa Francisco nos enseña a considerar la unidad de la Iglesia como una forma de ser testigos: “En la Iglesia, por lo tanto, existe una variedad, una diversidad de tareas y de funciones; no existe la uniformidad plana, sino la riqueza de los dones que distribuye el Espíritu Santo. Pero existe la comunión y la unidad: todos están en relación, unos con otros, y todos concurren a formar un único cuerpo vital, profundamente unido a Cristo. Recordémoslo bien: ser parte de la Iglesia quiere decir estar unidos a Cristo y recibir de Él la vida divina que nos hace vivir como cristianos, quiere decir permanecer unidos al Papa y a los obispos que son instrumentos de unidad y de comunión, y quiere decir también aprender a superar personalismos y divisiones, a comprenderse más, a armonizar las variedades y las riquezas de cada uno; en una palabra, a querer más a Dios y a las personas que tenemos al lado, en la familia, la parroquia, las asociaciones. ¡Cuerpo y miembros deben estar unidos para vivir! La unidad es superior a los conflictos, ¡siempre! Los conflictos, si no se resuelven bien, nos separan entre nosotros, nos separan de Dios. El conflicto puede ayudarnos a crecer, pero también puede dividirnos. ¡No vayamos por el camino de las divisiones, de las luchas entre nosotros! Todos unidos, todos unidos con nuestras diferencias, pero unidos, siempre: este es el camino de Jesús. La unidad es superior a los conflictos. La unidad es una gracia que debemos pedir al Señor para que nos libre de las tentaciones de la división, de las luchas entre nosotros, de los egoísmos, de la locuacidad. ¡Cuánto daño hacen las habladurías, cuánto daño! ¡Jamás chismorrear de los demás, jamás! ¡Cuánto daño acarrean a la Iglesia las divisiones entre cristianos, tomar partidos, los intereses mezquinos!”.

Gesto y acción significativa:

  • A nivel personal: Realizar la oración por nuestra patria y compartirlo en las redes sociales.
  • A nivel familiar: Colocar el lema y la bandera en nuestro hogar.
  • A nivel de zonas parroquiales: Realizar festival gastronómico de la peruanidad, incluyendo danzas. Celebración Eucarística con motivos de peruanidad.
  • PRED: Gesto de escucha sobre LA FAMILIA

Lema de Agosto

Lema: Para caminar con Jesús: Reconoce la necesidad y ayuda a tu hermano”.  (Mateo 25, 31-40) 

Objetivo: Fortalecer la ayuda fraterna

Tema: La caridad fraterna

Texto bíblico:Lectura del Evangelio de Mateo 6, 31-34

“No se inquieten entonces, diciendo: “¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?”. Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan. Busquen el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. No se inquieten por el día de mañana: el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción”. Palabra de Dios.

Justificación:

Actualmente, vivimos una crisis alimentaria que va en aumento, deficiencias por efectos de la pandemia y la falta de la adecuada respuesta del sistema. Son muchas las necesidades de muestros hermanos y nos hace falta experimentarlas con los mismos sentimientos de Cristo, pues sino terminaremos identificados con el sacerdote o levita que encontraron a un mal herido en el camino a Jericó y pasaron de largo.

Los bautizados estamos llamados a caminar en la historia respondiendo a Dios, defensor de tantos crucificados. “Ustedes lo hicieron morir, clavándolo en la cruz por medio de los infieles. Pero Dios lo resucitó”23. Dios no ha resucitado a cualquiera, sino precisamente al Crucificado. Los diversos relatos que encontramos en los evangelios terminan presentando a Jesús “lleno de vida” ante los discípulos, después de haberlo visto en su pasión y su dolorosa muerte en la cruz, lo vieron “vivo”.

El Crucificado es una víctima y necesitado de solidaridad, Dios “reacciona” ante la actuación de quienes lo han llevado al madero de la cruz. El gesto de Dios es resucitar, es el triunfo de la omnipotencia de Dios que es capaz de superar el poder destructor de la muerte, que liquida todo gesto de caridad entre nosotros. Así, la resurrección de Jesús es verdadera esperanza para los que experimentan necesidades y situaciones que requieren solidaridad, generosidad y compromiso.

Nuestras comunidades parroquiales pueden llegar a ser verderos puntos de solidaridad, lugares donde podemos ofrecer una ayuda fraterna según la organización de nuestras parroquias. Los que frecuentan las asambleas dominicales deben conocer a su vez, las actividades e iniciativas de caridad que sostiene y mantiene la Iglesia peregrina.

Es una forma de hacerle sitio al pobre, a los crucificados, a los humillados y a los más necesitados. Esto redunda en beneficio para la Iglesia, por representar un buen testimonio de acompañar y sostener una Ayuda Fraterna.

Conocemos otros esfuerzos que realizan diversos colectivos y autoridades locales, muchos marcados de militancia partidaria y otros con el interés de algún beneficio. La Iglesia está llamada a visibilizar a los que sufren, la mejor manera de hacerlo es pasar a la acción y compromiso; es decir, a la caridad.

El Papa Francisco en la Encíclica Fratelli Tutti nos hace el siguiente llamado: “Los creyentes pensamos que, sin una apertura al Padre de todos, no habrá razones sólidas y estables para el llamado a la fraternidad. Estamos convencidos de que «sólo con esta conciencia de hijos que no son huérfanos podemos vivir en paz entre nosotros». Porque «la razón, por sí sola, es capaz de aceptar la igualdad entre los hombres y de establecer una convivencia cívica entre ellos, pero no consigue fundar la hermandad”.

Gesto y acción significativa:

  • A nivel personal: Realizar una ahorro personal -limosna- y entregarlo para un fin caritativo.
  • A nivel familiar: Buscar un acuerdo en la familia para realizar una obra de misericordia.
  • A nivel de zonas parroquiales: Realizar obras de misericordia en orfanatos, ancianatos, penal, hospitales, etc. Jornada con los agentes y compartir con los miembros de la Pastoral de la Salud, Pastoral Carcelaria y Ayuda Fraterna.
  • PRED: Gesto de escucha sobre MISIÓN.

Lema de Setiembre

Lema: Para caminar con Jesús: Protege la vida y fortalece la familia  (Mateo 2,13)

Objetivo: Celebrar la vida y la familia

Tema: Promover la participación

Texto bíblico:Lectura del libro de Sabiduría 11, 23-26. «El amor de Dios hacia todas sus criaturas.»

“Tú te compadeces de todos, porque todo lo puedes, y apartas los ojos de los pecados de los hombres para que ellos se conviertan. Tú amas todo lo que existe y no aborreces nada de lo que has hecho, porque si hubieras odiado algo, no lo habrías creado. ¿Cómo podría subsistir una cosa si Tú no quisieras? ¿Cómo se conservaría si no la hubieras llamado? Pero Tú eres indulgente con todos, ya que todo es tuyo, Señor que amas la vida”. Palabra de Dios.

Justificación:

En nuestro caminar, nos enfrentamos a la necesidad de estar comprometidos con la vida y la familia. Existe un consenso de estar viviendo en medio de una cultura que promueve y tolera la muerte. En cambio la Iglesia es partidaria de la vida y protectora de la familia; esto no representa una opción sino que está fundamentada en profundas raíces bíblicas y teológicas.

En setiembre, recorramos las calles, alzando la voz y uniéndonos a la sensibilidad humana a favor de la vida y la familia. Hemos encontrado siempre buena respuesta en las iniciativas particulares, así como en las instituciones públicas. Año tras año, los pasos se hacen más fuertes y más seguros, el camino que hemos tomado en este sentido tiene un consenso indiscutible y nuestro pueblo anhela participar en la
celebración de la vida y la familia.

En el texto de Sabiduría reconocemos a nuestro Dios como el amigo de la vida; además, es conocido el texto: “No es un Dios de muertos, sino de vivos”26. Si Dios ha resucitado a Jesús, esto significa que Dios no quiere la muerte, sino la vida del ser humano. Detrás de la mencionada “cultura de la muerte” existe toda una serie de injusticias, violencia y sufrimientos. Es Él, el único que puede darnos un sentido opuesto a la cultura que pretender destruir la vida y la familia. Dios es el único que puede crear vida. Ubicados en sentido opuesto, podemos señalar a los que deshumanizan y destruyen. Todo lo que vaya en contra de la vida o la dignidad de las personas es siempre un dios falso. Nuestro Dios ama la vida.

Nuestro compromiso ha de ser con la vida y por añadidura con la familia, porque es en ella donde encontramos a los protectores naturales de la misma. La Iglesia está al servicio de la vida, así lo hemos podido experimentar a lo largo de estos años en medio de nuestras calles y ambientes parroquiales. Hemos sido protagonistas de esta causa y ahora lo necesitamos mucho más. Proteger y buscar mejorar la vida humana es un criterio que puede medirlo todo.

Estamos llamados a poner vida donde se quiere dar espacio a la cultura de la muerte. Es una lucha que requiere de los creyentes una postura firme, coherente y en todos los frentes. El compromiso es participar y formar conciencia. ¿Cómo pretender creer en Dios sin participar de este compromiso?

Desde una pastoral y compromiso con la vida y la familia, podemos acompañar y contribuir a una vida más digna y más dichosa para todos.

Podemos seguir recogiendo las enseñanzas que la Iglesia ha propuesto a los fieles , hombres y mujeres de buena voluntad, pero lo primero ¿Estaremos participando en la promoción de la vida y de la
familia?

Podemos reflexionar desde una catequesis del Papa Francisco sobre la vida y la familia: “La familia abre para la entera sociedad una perspectiva mucho más humana: abre los ojos de los hijos sobre la vida –y no sólo la mirada, sino también los otros sentidos representando una visión de la relación humana edificada sobre la libre alianza de amor. La familia introduce a la necesidad de vínculos de fidelidad, sinceridad, confianza, cooperación, respeto; anima a proyectar un mundo habitable y a creer en las relaciones de confianza, también en condiciones difíciles; enseña a honrar la palabra dada, el respeto de las singulares personas, el compartir de los límites personales y de los otros. Y todos somos conscientes de lo insustituible que es la atención familiar a los miembros más pequeños, más vulnerables, más heridos y aún los más devastados por las conductas de su vida. En la sociedad que practica estas actitudes, las ha asimilado por el espíritu familiar y no de la competición y del deseo de autorrealización».

Gesto y acción significativa:

  • A nivel personal: Valorar y agradecer el don personal de la vida. Realizar la acción de gracias por la vida.
  • A nivel familiar: Entronizar la Palabra de Dios en la familias.
  • A nivel de zonas parroquiales: Preparar, convocar y realizar la “Marcha por la Vida y la Familia”.
  • PRED: Gesto de escucha sobre MISIÓN.

Lema de Octubre

Lema: Para caminar con Jesús: Hazte compañero del camino de tu prójimo”. (Lucas 24,13)

Objetivo: Tomar conciencia que somos misioneros

Tema: Iglesia en salida

Texto bíblico: Lectura del Evangelio según San Marcos 4, 26 -29

“Y decía: El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo sin que él sepa cómo. La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga. Cuando el fruto está apunto, él aplica enseguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha”. Palabra de Dios.

Justificación:

¿Será que andamos preocupados por ser misioneros? ¿Por llevar la buena nueva del Reino a través de nuestro servicio pastoral? Este mes, reconocemos lo que nos hace falta despertar, porque nuestra conciencia misionera anda dormida, el ardor está ausente de protagonismo y las estrategias parecen acabadas. Necesitamos retomar el “celo apostólico” para poder responder positivamente a estos cuestionamientos.

Hay desaliento entre nosotros, es duro reconocerlo. El motivo: cambios y transformaciones que se están produciendo en la sociedad y en la Iglesia, vamos detrás de ellos con algo de tristeza, como aquellos discípulos que después de la crucifixión del Señor volvían a sus antiguos oficios. Ante esta realidad, nos detenemos y discernimos cuál podría ser la actitud propia de los seguidores de Jesús.

Es necesario recuperar el entusiasmo. La llamada a “una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría de Jesús”, no puede quedar en el olvido. Las comunidades parroquiales necesitan de nuestra predicación y esperan nuestra reacción.

Sólo el Evangelio de Jesús transformará los corazones de los hombres y mujeres. Apostemos por el compromiso de ser misioneros; es decir, “discípulos y enviados” tratando de llegar hasta la otra orilla, más allá de lo que acostumbramos recorrer en nuestras faenas pastorales y en nuestras procesiones. Llevemos a Cristo Morado a los lugares que menos hemos imaginado, cuando lleguemos a ellos, nos daremos cuenta que nos estaban esperando.

Seamos los primeros en tomar parte en esta reacción, emprender marcha con los hombres y mujeres de hoy es una buena motivación para buscar iniciativas misioneras. Hagamos de nuestro servicio pastoral una verdadera acción misionera. Promovamos la conversión a Jesucristo y a su Evangelio, pues como dice el Concilio Vaticano II: La Iglesia “está al servicio del mundo”. Tal vez en muchos lugares hay un pequeño grupo de seguidores que pueden llegar a ser “semilla”, “levadura”, “sal” y “luz”. Nuestra verdadera tarea es colaborar para que el Reino de Dios sea acogido y crezca dentro y fuera de la Iglesia.

Podemos ser los que llevan adelante diversas iniciativas misioneras caminando; es decir, paso a paso y sin asentarnos de manera definitiva en lo que es pasajero. Como discípulos escuchemos lo que el Espíritu de Jesús trata de enseñar.

Reflexionemos desde una catequesis del Papa Francisco sobre el celo apostólico: “Puede suceder que el ardor apostólico, el deseo de alcanzar a los otros con el buen anuncio del Evangelio, disminuya. A veces parece eclipsarse. Son cristianos cerrados que no piensan en los otros. Pero cuando la vida cristiana pierde de vista el horizonte del anuncio, se enferma: se cierra en sí misma, se vuelve autorreferencial, se atrofia. Sin celo apostólico, la fe se marchita. Sin embargo, la misión es el oxígeno de la vida cristiana: la tonifica y la purifica”.

Gesto y acción significativa:

  • A nivel personal: Invitar y acompañar a un vecino a una procesión, al terminar buscar compartir sobre la experiencia vivida.
  • A nivel familiar: Realizar un altar al Señor de los Milagros, invitar a los vecinos y rezar el Santo Rosario por los misioneros. Colocar una bandera morada con el lema del mes.
  • A nivel de zonas parroquiales: Realizar misiones con la imagen del Señor de los Milagros.

Lema de Noviembre

Lema: Para caminar con Jesús: Consuela al necesitado”. (Lucas 10, 25-37)

Objetivo: Jesús consuela en el dolor

Tema: Jornada Mundial de los Pobres

Texto bíblico: Lectura del Evangelio según San Marcos 6, 32-34

“Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos lo reconocieron, y de toda las ciudades acudieron por tierra aquel lugar y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, estuvo enseñándoles un largo rato”. Palabra de Dios.

Justificación:

Junto al anuncio de la Buena Nueva de Dios, está la cercanía que ofrece el Señor a través de sus entrañas llenas de compasión. Jesús enseña en diversas parábolas experiencias muy conmovedoras que expresan el interés por estar cerca de los que lo buscan.

La compasión de Dios hace que Jesús se acerque a los que sufren, los necesitados y a quienes experimentan la indiferencia del hermano. Y es que ser caritativos es un modo de ser “profeta”. En este tiempo de tanta necesidad de cercanía y correspondencia, estamos llamados a reflejarlo en acciones, como lo hizo el maestro. Jesús siente compasión al verlos como ovejas sin pastor y crea una cercanía inexistente; alcanzarla desembocará siempre en un crecimiento de nuestra comunidad parroquial.

A diario podemos encontrarnos con estas realidades y muchos hemos realizado algún esfuerzo en atenderlas. Hace falta hacer más, como transformar nuestras comunidades parroquiales en lugares donde se pueda percibir la cercanía de los creyentes hacia los más necesitados.

Desde la experiencia de Jesús podemos distinguir como la compasión con los necesitados se pone al servicio del Reino de Dios. Jesús es el profeta curador, lleno del Espíritu bueno de Dios, no para condenar y destruir, sino para curar, liberar y potenciar la vida. Para Jesús, Dios es una presencia buena que bendice la vida y quiere la curación. Por eso lo vemos bendiciendo a los enfermos que no pueden recibirla en el templo. La actuación de Jesús lo dice todo; se abre camino al Reino de Dios cuando se lucha contra el sufrimiento y el mal.

Jesús es el profeta defensor de los pobres, ya que su primer gesto es compartir la misma suerte; es decir, la vida pobre e itinerante de Jesús no sólo es austeridad. Es una forma de compartir los riesgos de los que padecen tantas desgracias. Jesús es profeta pobre de Dios, porque vive entre los pobres, conoce el hambre y también sus lágrimas. Sufre con todos ellos. Así vivirán más adelante sus seguidores, compartiendo la suerte de los últimos y defendiendo su causa.

Proclama el Señor: “Dichosos los que no tienen nada, porque de ustedes es el Reino de Dios”, “dichosos los que ahora tienen hambre, porque serán saciados” y “dichosos los que ahora lloran, porque reirán”. En sus enseñanzas no hay espacio para la duda, si el Reino de Dios es acogido, el mundo irá cambiando para bien de los últimos.

Jesús es profeta amigo de pecadores, Dios no es presentado como propiedad de los buenos. El Padre “hace salir su sol sobre buenos y malos”. Manda la lluvia sobre “justos e injustos”. Dios envía su bendición como “la lluvia” de tal manera que rompe la tendencia moralista de excluir a los indignos y pecadores. Dios no bendice la exclusión ni la discriminación. Dios abraza, acoge y perdona.

El Papa Francisco nos ha enseñado en este sentido: “Hermanos y hermanas, también Jesús recorre el camino de los profetas: se presenta como no nos lo esperamos. No lo encuentra quien busca milagros —si nosotros buscamos milagros no encontraremos a Jesús—, quien busca sensaciones nuevas, experiencias íntimas, cosas extrañas; quien busca una fe hecha de poder y signos externos. No, no lo encontrará. Sólo lo encuentra, en cambio, quien acepta sus caminos y sus desafíos, sin quejas, sin sospechas, sin críticas ni caras largas. En otras palabras, Jesús te pide que lo acojas en la realidad cotidiana que vives; en la Iglesia de hoy, tal como es; en los que están cerca de ti cada día, en la concreción de los necesitados, en los problemas de tu familia, en los padres, en los hijos, los abuelos, acoger a Dios allí. Ahí está Él, invitándonos a purificarnos en el río de la disponibilidad, y en tantos y saludables baños de humildad. Se necesita humildad para encontrar a Dios, para dejarnos encontrar
por Él”.

Gesto y acción significativa:

  • A nivel personal: Visitar o comunicarse con una persona que necesita consuelo.
  • A nivel familiar: Participar de la propuesta de la Jornada Mundial de los Pobres.
  • A nivel de zonas parroquiales: Sumarse a una campaña de Ayuda Fraterna.

Lema de Diciembre

Lema: Para nacer con Jesús: Recíbelo y compártelo”. (Lucas 2, 14)

Objetivo: Compartir la Navidad.

Tema: Jornada Mundial por la Paz

Texto bíblico:Lectura del Evangelio de Lucas 7,16-17

“Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su pueblo. El rumor de lo que Jesús acaba de hacer se difundió por toda Judea y en la región vecina”. Palabra de Dios.

Justificación:

Y llegamos a un nuevo tiempo, nuestro camino lleno de tropiezos y de seguridades que hemos defendido a lo largo de este año a capa y espada, tiene que abrirse en definitiva a la novedad del tiempo de Jesús. Agradecemos el tiempo que el Señor, el Dios con nosotros, nos ha concedido. En estos días de Navidad muchos miramos el cielo de manera particular o en familia, pensando en nuestra plenitud y lo hacemos con verdadera admiración por lo que Dios en su Encarnación, quiso y pudo realizar.

Por un lado participamos de iniciativas para sentarnos en torno a una mesa y por otro lado podemos seguir buscando ser solidarios con los “otros”. En Navidad nos mueve el querer compartir esta gran alegría. La solidaridad, la admiración por la bondad y las buenas intenciones están presentes en cada gesto de paz.

Fue el nacimiento de Jesús lo que cambió toda nuestra historia, lo que nos ha transformado y ha introducido esa novedad del “Reino de Dios”. Él mostró con su vida lo que Dios hace con los últimos y además, esto es captado como algo nuevo y bueno, “Dios ha visitado a su pueblo”.

Recordemos que las bienaventuranzas de Jesús son una verdadera provocación a una nueva y desconcertante esperanza: “Dichosos los pobres, porque de ustedes es este Dios que quiere reinar en el mundo…”. Es un tiempo para poder mirar cómo Dios ha conseguido poner a los últimos como primeros.

Jesús no es aquel que anda con los poderosos, metido en medio de los palacios de los ricos terratenientes; Jesús en cambio, nace en un pesebre, vive en medio de las aldeas de Galilea y come con los pecadores e indeseables, porque al médico lo necesitan los enfermos, no los sanos.

Es tiempo de mirar los pasos que hemos dado juntos, de renovar fuerzas para terminar ciclos y etapas. También es tiempo de exámenes personales y comunitarios. Para nuestra Iglesia Diocesana es una oportunidad para tomar caminos nuevos, sobre todo al final del Sínodo que iniciamos hace más de tres años como fruto de nuestro Jubileo por los 75 años. Jesús ha sido nuestro compañero de camino, es quien nos ha dado luz y tenemos la seguridad que guía nuestro sendero.

Un día las bienaventuranzas se cumplirán. Dios será todo en todos. Él secará nuestras lágrimas de nuestros ojos y no habrán muerte ni llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo habrá pasado.

El Papa Francisco nos invita a vivir la Navidad: “Cada uno de nosotros tiene escondido en el corazón la capacidad de sorprenderse. Dejémonos sorprender por Jesús en esta Navidad. Gracias”.

Gesto y acción significativa:

  • A nivel personal: Saludar por Navidad a las personas desconocidas, elaborar y regalar una tarjeta navideña.
  • A nivel familiar: Armar en familia el pesebre navideño y en la cena de Navidad dar gracias a Dios por el año transcurrido.
  • A nivel de zonas parroquiales: Armar de pesebres, realizar la novena y/o posadas y bendiciones de nacimientos con participación de zonas parroquiales.

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