El Obispo de la Diócesis de Tacna y Moquegua, Mons. Marco Antonio Cortez Lara ha elaborado una Carta con motivo del 78° Aniversario de nuestra Iglesia local que se conmemora este 18 de diciembre.
A través de esta carta, Mons. Marco Antonio agradece a todos ‘los que formaron y son parte de la historia de nuestra Iglesia Diocesana por su entrega en el servicio al Pueblo de Dios’. Así también invoca a todos los fieles a seguir orando por las vocaciones.
Por otra parte, nuestro pastor pide a la población unirse a la «Jornada de Oración por la Paz en nuestro país Perú» y a colocar signos visibles en sus casas, como banderas blancas, una expresión de Paz que deseamos pedir al Señor ante los últimos acontecimientos de violencia y crisis política en nuestro país.
A continuación les compartimos la Carta del Obispo:
Carta del Obispo con motivo del del 78° Aniversario de la Diócesis de Tacna y Moquegua
Muy queridos hermanos y hermanas:
Este 18 de diciembre celebramos por Gracia de Dios un año más de la creación de nuestra Iglesia Diocesana de Tacna y Moquegua. En este acontecimiento reconocemos agradecidos nuestra historia de salvación que a lo largo de estos años ha generado caminos de evangelización, de comunión y de misión que poco a poco el Señor ha querido consolidar con el paso del tiempo. Estos 78 años son para nosotros como un retrato vivo de la parábola del grano de mostaza que ha caído en tierra buena, siendo una semilla muy chiquita se ha hecho un arbusto grande y seguirá creciendo con el auxilio de Dios.
Desde su fundación en 1944 hasta el presente, los que formamos parte de esta Iglesia diocesana hemos sido testigos de la acción misericordiosa de Dios Padre para llamarnos a trabajar por la extensión de su reino. Han sido incontables los hermanos y hermanas que, asumiendo la responsabilidad de anunciar a Cristo Redentor del hombre, han puesto sus manos en el arado con el deseo de extender en todos los confines de esta Iglesia una comunidad más viva y participativa. Hoy podemos decir con corazón agradecido: ¡GRACIAS! a todos los que nos han precedido en la viña del Señor.
Si bien es cierto, que, en nuestra diócesis, no han faltado los discípulos y discípulas del Señor Resucitado que desde su propio estado: obispos, sacerdotes y laicos se han esmerado en dar lo mejor de sí, reconocemos que hay mucho por hacer; por tal motivo queremos renovar nuestro compromiso de seguir en línea de continuidad, con los que nos han precedido en trabajar esmeradamente en la nueva evangelización que la Iglesia está reclamando de los cristianos hoy en día. Este domingo tenemos la ocasión para agradecer y comprometernos mas en la vida de la Iglesia de Tacna y Moquegua. Es necesario caminar juntos como familia que somos por los sectores de Tacna, Moquegua, Ilo y el sector rural, anunciando la buena noticia de Cristo salvador del hombre. Ha llegado la hora de comprometernos todos: los niños, los jóvenes, los adultos y solteros, los casados, viudos y consagrados; también los sanos y enfermos, y los hermanos de la periferia existencial, etc. Con esto quiero decir que nadie puede ser indiferente a lo que Jesús nos dice: “Vayan y anuncien que el reino de Dios está cerca”. Cada uno de nosotros está llamado a ser una lámpara encendida que ilumine el camino que conduce a Cristo, y así aleje las tinieblas del error y del pecado en el mundo. Los cristianos de estos tiempos debemos superar la tentación de acomodarnos a las circunstancias del momento, pues un discípulo de Jesús asume el reto de ser luz y sal y no le teme a las corrientes del momento.
Asimismo, somos conscientes de la realidad actual en la que vivimos esta celebración. Los momentos actuales -dramáticos y dolorosos- no nos son ajenos. La crisis a la que ha llegado nuestro país es de tal magnitud que nos causa zozobra y angustia. Lloramos la muerte de 21 fallecidos en su mayoría jóvenes y esto nos causa profunda tristeza. Los sucesos que han acontecido desde el 7 de diciembre hasta el presente, nos llevan a preguntarnos: ¿seremos capaces de superar la crisis que vivimos los peruanos? Ciertamente que sí, siempre y cuando superemos toda animadversión, odio y violencia. Ha llegado el momento de superar todo enfrentamiento inútil entre hermanos y toda rivalidad que tenga su origen en ideologías que nos desunan y enfrenten inútilmente.
Por tal motivo los obispos del Perú hemos dispuesto para este domingo IV de Adviento, LA JORNADA DE ORACION POR LA PAZ, pidiendo a Jesús, Príncipe de la Paz nos conceda el don precioso de la concordia, fraternidad, esperanza y paz entre todos los peruanos. Proponemos, si es posible, embanderar sus casas con banderas blancas, sería una expresión de lo que deseamos pedir al Señor. Pero lo más importante y lo que no puede faltar en nuestra jornada por la paz, es la oración y la confianza en el Señor y con la seguridad que superaremos toda dificultad.
Por tal motivo aliento y animo a que aprovechando esta ocasión podamos ser sembradores de paz y alegría. Ustedes y yo pediremos al Señor Jesús nos regale abundantes vocaciones a la vida sacerdotal, a la vida consagrada, a la misión y al servicio laical. Invoco a nuestra Señora del Santo Rosario para que ella nos siga fortaleciendo en nuestro camino de ser discípulos misioneros de su Hijo Jesucristo.
Con mi especial bendición de Padre y Pastor
† Mons. Marco Antonio Cortez Lara