lunes , diciembre 11 2023

Reflexión Dominical del Obispo: Saca primero la viga de tu ojo

«Saca primero la viga de tu ojo»

<<De la abundancia del corazón habla la boca>> (Lc 6, 39-45)

Prosiguiendo Jesús, su enseñanza sobre el significado profundo de las Bienaventuranzas, a partir de una serie de pequeñas parábolas que nos invitan a ser conscientes de nuestros límites, revisar la interioridad de nuestro ser, «¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un pozo?», conforme esto es bueno que cada uno nos preguntemos ¿Quién guía mi vida? ¿Qué motiva mis decisiones? ¿qué clase de guía soy para los demás? ¿mis consejos son vividos primero por mí mismo? La coherencia de vida es lo que da autoridad moral para aconsejar y corregir, no la presunción de pensar que somos o pensamos mejor que otros.

El Señor es directo ¿Porqué miras la paja que hay en le ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: <<Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo>>, Tú, que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano.

De esta manera se podrá ser buen guía para los demás y no condenaremos fácilmente al otro como generalmente lo hacemos: evidenciamos y juzgamos el pecado del otro y a nosotros nos auto justificamos, queremos que escuchen nuestras razones pero no damos la oportunidad al otro de explicarnos su proceder.

Muchas veces hasta cuestionamos la misericordia de Dios para con quien nosotros hemos condenado de antemano, no olvidemos: «El discípulo no es superior al maestro». No podemos ser más justos que Dios que hace llover sobre buenos y malos. Pero sí podemos ser misericordiosos cómo Él lo es con nosotros.

Y ¿cómo darnos cuenta qué clase de persona es uno mismo y los demás, sin dejarnos llevar por el prejuicio?, por sus frutos, por su obrar: «No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni árbol malo que dé frutos buenos: cada árbol se reconoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni se cosechan uvas de las zarzas. El hombre bueno saca el bien del tesoro de la bondad que tiene en su corazón. El malo saca el mal, porque de la abundancia del corazón habla la boca.» Nuestras palabras revelan quienes somos, los frutos dependen del interior ¿Qué cosechan de nosotros? ¿De que soy productor? preguntémonos en este día y recomencemos con ánimo y confianza en el Señor.

Dentro de poco comenzaremos el tiempo de Cuaresma que inicia con este miércoles de ceniza, iluminados con las palabras de vida que nos trae el Evangelio, demos frutos de auténtica conversión. Quien camina con Jesucristo aprende a amar, a obrar con sabiduría y prudencia para no caer en juicios temerarios que al final ensombrecen la vida. Ánimo, el cultivar requiere paciencia, no estás sola ni solo en esta tarea.

+Mons. Marco Antonio Cortez Lara

Obispo de Tacna y Moquegua

 

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